fercaleb

martes, mayo 30, 2006

azulejos y cerámicas

Un poco más calmado, Cáleb miró a un lado y otro del pasillo, entró al baño de azulejos celestes en las paredes y pisos de cerámica de color ladrillo y se dirigió al mingitorio de la derecha. Los gabinetes de los retretes quedaron a su espalda cuando vio a dos operarios en cuclillas junto a ellos, con una caja de herramientas metálica sobre una pequeña montaña de escombros. "Pasame la widia", dijo uno. Cáleb giró y le pateó brutalmente la cabeza, que golpeó contra la pared y comenzó a patear sistemáticamente al otro, en las costillas, en la boca, en el abdomen, repitiendo en voz baja: "Tomá la bidia, acá tenés la bidia". Levantó las Taurus que los hombres no alcanzaron a usar; "qué basura", dijo mientras las tiraba por el ventilete de vidrio esmerilado al hueco de aire y luz. Pensó que orinar a los hombres ahora casi inconscientes sería un mensaje adecuado. Cuando dejó el baño pensó que cada vez tenía menos descanso y recordó sonriendo que la espantosa combinación de azulejos celestes y cerámicas ladrillo era la que hubiera elegido de niño.

domingo, mayo 28, 2006

jammin'

Cuando Cáleb se enteró de que iban a demoler el viejo edificio abandonado, comenzó a visitarlo a diario. Entraba en él, sorteando las maderas que clausuraban la puerta, cargado de paquetes, papeles, pinceles. Se lo veía luego en el bar de enfrente, siempre junto a la ventana, haciendo cálculos, trazando líneas con ayuda de una escuadra. Un día desapareció, hasta que lo encontraron en el edificio, bajo el tirante y los escombros que le ocasionaron la muerte. Y cuando al fin llegó el tiempo de la demolición quedaron, en la pared medianera con la fábrica contigua, atravesando la cuadrícula de diversos colores determinada por el gusto de los ocupantes de cada departamento, las líneas negras del inmenso dibujo inconcluso.


Mejor leamos a César Vallejo:

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamas como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…


Ain't no rules, ain't no vow, we can do it anyhow (Bob Marley)

miércoles, mayo 24, 2006

El calefón, el mate y el tambor

Sentada en la cocina, la mujer miró con indiferencia los gestos habituales de Cáleb, que se paseaba nervioso de un lado a otro: prender el cigarrillo en el piloto del calefón, apagar el pucho en la yerba del mate ya abandonado, dejándolo clavado junto a la bombilla, agacharse para mirar por la ventana a cada momento.
—¿No te vestís? –le preguntó al fin Cáleb al oído.
—No –contestó la mujer–, voy a ver si duermo un poquito más.
Se besaron y él tomó el 38 de la mesa de fórmica. Ella se puso la bata y se fue a acostar. Miró el techo, oyó a Cáleb salir del departamento, cerró los ojos y estuvo un largo rato así, quieta, tranquila, escuchando.


Lectura para un día como hoy:

A una razón
Un golpe de tu dedo en el tambor descarga todos los sonidos e
inicia la nueva armonía.
Un paso tuyo es la recluta de nuevos hombres y su toque de
marcha.
Tu cabeza se vuelve: ¡el nuevo amor! Tu cabeza se vuelve, —
¡el nuevo amor!
«Modifica nuestros destinos, acrisola las plagas, empezando por
el tiempo», te cantan estos niños. «Alza en cualquier sitio la
sustancia de nuestras fortunas y de nuestros deseos», te suplican.
Tú, llegada desde siempre, te irás por donde sea.
(Rimbaud – Iluminaciones)

domingo, mayo 21, 2006

Basta de Pandora, muy lindo su roce con lo aleatorio, pero le falta la opción del silencio, que es la que elijo ahora. Me hizo acordar un programa que había en Radio Universidad de La Plata, una AM que ni sé si existe todavía. Se llamaba "Té para mil" y era puramente musical. Te pasaban como dos horas de música sin decirte qué era, y después el locutor con voz monocorde te tiraba la sarta de obras difundidas. La música era tan variada que coexistía, por ejemplo, un movimiento de una sinfonía de Mozart con un tema de los Sex Pistols o una chacarera de Chazarreta.
Era casi perfecto para mi gusto, tan variado como el del programa, aunque el mío se va disparando por obsesiones, cada vez más cortas. Repaso las de los últimos meses: Marley, Bach, Beethoven, Pink Floyd, Metallica, Peteco Carabajal, Schoemberg, Nirvana, Sixto Palavecino, Troilo con Rufino, Korn, El Reloj, Slayer, Tribalistas, Adriana Calcanhotto, Beatles... ahora el silencio.

domingo, mayo 14, 2006

diez minutos escribiendo

y hoy le dije a mi amor negrita cada vez te veo más linda y yo me siento cada vez más arruinado y ella que me dice que no que cada vez le gusto más que está cada vez más enamorada y así lo siento cada vez cada vez cada vez lo cierto es que son casi diez años y realmente estoy más enamorado que nunca y la noche de ayer fue mágica otra noche mágica y ahora fue hasta el shopping y yo escribiendo y los chicos por arriba por abajo no hagas eso otro fin de semana adentro me estoy enfermando seguido puede ser que el trabajo me esté consumiendo de esta forma puede ser que me esté afectando tanto pero estoy eligiendo el momento mejor dicho o mejor escrito estoy esperando el momento para un cambio otra vez a quemar naves cada vez en forma más inconsciente como castellano a la conquista del nuevo mundo qué me importa si tengo estas bellezas por arriba por abajo no hagas eso qué me importa si te tengo negrita mi amor

sábado, mayo 13, 2006

botella al mar

Un solo post de los que aquí laten es una botella al mar, aguardando ese comentario. Y se quedó solito, cero comments, café frío, mate lavado, paraguas olvidado, esperando que pases...

sábado, mayo 06, 2006

pandora

No me siento muy bien, así que anduve dando vueltas por infinidad de blogs dejando comentarios como sicópata con ametralladora. Encima estoy enganchadísimo con Pandora (ahora suena Pink Floyd, A sacerful of secrets) así que cero aire libre. Encontré una agenda del 98 y es extraño querer pensar y rearmar los momentos que uno vivió y escribió alguna cosa, tal vez en un colectivo, en la facu, vaya a saber dónde. Por ejemplo, en una hoja encuentro escrito con tinta roja: "Ansío vivir un mundo diferente, un cambio tan marcado como el de despertar un día en otra era geológica, pero nuestra vida es demasiado limitada si la comparamos con nuestros conocimientos. Es más corta desde que sabemos hace cuántos millones de años se solidificó esta o aquella roca y conocemos con humana precisión la edad de este fósil. Ante la experiencia de visitar un bosque paleolítico empalidecen los cambios que hemos vivido, parecen simples cambios de dirección del viento en nuestro corto viaje. Dictaduras y democracias marcando a fuego nuestras vidas, la tormenta feroz del odio, la tortura y la muerte, nos parecen gigantescas erupciones, inmensos cataclismos, fallas que dividen limpiamente enormes bloques continentales. Pero la sonrisa de mi hija que recién hoy es capaz de agarrar y quitarse el pañuelo con el que le cubrí el rostro me hace sentir como un lecho marino, recibiendo continuamente sedimentos, con la tranquila felicidad de su futuro pétreo".
Siete años pasaron y no puedo asegurar cómo me sentía en ese momento, aunque haya mencionado una "tranquila felicidad". Hoy tengo otras angustias, y pasé varios cataclismos desde entonces, pero también tengo otro bebé al cual taparle la cara con un pañuelo para que se la saque sonriendo con sus cuatro dientes. Es raro ver apuntes viejos, están escritos por alguien que era uno y que ya no lo es, uno se reconoce y se desconoce. Un poco más arriba de la misma hoja escribí: "El tipo no tiraba sus agendas viejas, en las que anotaba datos aparentemente superfluos". Y acá estoy, mirando esta vieja agenda (ahora en Pandora suena Metallica, Seek and destroy, hora de visitar blogs ajenos).

lunes, mayo 01, 2006

pizarnik

Te estuve releyendo y, más que el horror de Erzébet, más que la angustia de sus víctimas, siento la angustia de tu angustia, Alejandra.