fercaleb

sábado, agosto 12, 2006

vieja

Fue antes de que se volviera común tratar de "vieja" a un hombre; es curioso como el lenguaje delictivo, restringido, jergal, poco a poco se generaliza y luego desaparece. El tema es que el guacho que ya sabés trataba al otro de "vieja" evitando útilmente la mención de cualquier otro nombre o apodo y mi ignorancia y la cara ya hecha mierda del otro, con su mirada de muerto, me hizo pensar que "La Vieja" era su apodo. El otro todavía no había estado preso, pero "La Vieja" ya había estado en un correccional y supongo que allí habrán comenzado esas pesadillas que lo invadían y esa mirada fría, colgada, que le aparecía con frecuencia, súbitamente. Y ahora se había mandado esa terrible cagada de las que no se perdonan, y lo teníamos con Cáleb, frente a nosotros. Cáleb y yo nos habíamos acostumbrado también a evitar nombres y nos tratábamos de "vieja". Cáleb le puso el 38 en la cabeza y "La Vieja" no pareció inmutarse, "¡no!" dije casi gritando y "La Vieja" me miró con esos ojos de muerto. Sería bueno tener una perilla en la cabeza y elegir qué recordar, qué olvidar. Entonces saqué la 9, apunté a la cara y disparé. Cayó boca arriba y le reventé la cabeza a tiros.


A propósito:

I.- "Caín dijo después a su hermano: 'vamos al campo'. Y cuando estuvieron en el campo, Caín se lanzó contra Abel y lo mató... Entonces Yahvé le dijo: '¿Qué has hecho? Habla la sangre de tu hermano y desde la tierra grita hasta mí. Por lo tanto, maldito serás, y vivirás lejos de este suelo fértil que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano, que tu mano derramó'" (Ge 4,8-11).

II.- "...si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes" (Mt 6,15).

III.- "Desde que Zeus, padre de los Olímpicos, ocultando la luz del sol brillante, hizo de la noche el mediodía todo es esperable y nada hay que un conjuro aleje o pueda sorprendernos. Desde entonces, un luctuoso temor llegó a los hombres: todo es creíble y nada inesperable" (Arquíloco, s. VII AC).

IV.- "'Estoy en dificultades
porque tengo un cuerpo
y es mísero.
Cuando me falte,
¿qué dificultades podría tener?'

Pero sólo pensamientos
como tantos, un irse anticipando
al morir y la muerte,
a la sorpresa del miedo
de morir y la muerte"

(Alberto Girri, "Pero sólo son pensamientos").